Determinación de índice de acidez y basicidad en fertilizantes

Por Equipo Hanna | Hace 7 meses 2 semanas en Aplicaciones | Comentarios

Industria/segmento: Agricultura/Fertilizantes

Equipos/Familia: HI931 - HI932

Norma/Resolución:

  • NB 326:1979 Fertilizantes - Método para determinar la basicidad
  • NB 325:1979 Fertilizantes - Método de determinación de la acidez libre

Descripción:
Se describe la importancia del control de la acidez y basicidad en los fertilizantes, así como la realización de estos ensayos según lo establecido por normativa, utilizando instrumentación electrónica.

Aplicación:
La acidez del suelo determina las reacciones químicas y la solubilidad de los nutrientes en el suelo, afectando la absorción por las raíces. Esto incide en la capacidad reticular de la planta y, en casos extremos, puede llevar a la precipitación de ciertos nutrientes, haciéndolos inaccesibles.

Todos los elementos que intervienen en el entorno de la planta desempeñan un papel crucial en la definición de la acidez del medio: el agua, el fertilizante, el propio suelo, entre otros. En este contexto, el fertilizante juega un rol significativo que debe considerarse en su aplicación. Medir el pH en este tipo de muestras no siempre es la mejor solución, ya que el uso de un fertilizante alcalino no implica necesariamente un aumento inmediato del pH del suelo. Esto se debe a que el sustrato posee una alta capacidad de amortiguación que evita fluctuaciones abruptas del pH, el cual no varía a corto plazo.

Como se mencionó, los fertilizantes provocan reacciones químicas al entrar en contacto con el suelo, pudiendo ser ácidas, básicas o neutras. El efecto ácido o básico no tiene un impacto inmediato o "a corto plazo". Sin embargo, en aplicaciones sucesivas de fertilizante, se observa una tendencia a cambios en el pH. Por ejemplo, la aplicación de urea implica una reacción ácida. Por tanto, es crucial controlar el pH en cada aplicación de fertilizante y esta medida se vuelve aún más valiosa cuando se conoce la acidez o basicidad del propio fertilizante, ya que permite prever su efecto.

En Bolivia, existen normativas (NB 326:1979 y NB 325:1979) que regulan este tipo de mediciones. Establecen pautas para llevar a cabo ambos ensayos. Para la determinación de la basicidad, se utiliza un método volumétrico que implica titular una muestra de fertilizante con una solución 0,1 N de ácido clorhídrico, utilizando rojo fenol y azul de bromotimol como indicadores. La muestra se prepara disolviendo 1 gramo de fertilizante en 25 ml de agua destilada y diluyendo luego con 75 ml de agua destilada. El ensayo requiere una corrección de blanco para eliminar la interferencia debida a la basicidad inherente al agua destilada. Finalmente, el resultado se expresa como índice de basicidad.

Por otro lado, en cuanto al ensayo de acidez libre, se sigue un método volumétrico similar, que implica una titulación con hidróxido de sodio 0,1 N, utilizando rojo fenol o azul de bromotimol como indicadores. La preparación de la muestra es idéntica al ensayo mencionado anteriormente y los resultados se expresan en términos de índice de acidez libre.

 

Ambas normas hacen especial énfasis en el uso del indicador. Establecen que se pueden usar de 2 a 3 gotas y cualquiera de los dos indicadores mencionados, según la posibilidad de observar el cambio de color y su viraje durante la titulación. Esto puede plantear un problema, considerando que existen fertilizantes de diversos colores, desde rojo hasta verde oscuro. Esta interferencia debido a la dificultad para distinguir colores y sus cambios es un problema común en metodologías volumétricas manuales.

En este sentido, una solución para este caso es recurrir a la instrumentación electro analítica. Un titulador automático es un equipo capaz de llevar a cabo diversos tipos de titulaciones (ácido-base, argentométrica, complexométrica, no acuosa, etc.) de manera completamente autónoma. El criterio de finalización en la técnica manual implica observar un cambio físico en la muestra a medida que se dosifica el titulante, siendo el ojo humano el juez de este cambio. No obstante, este criterio es altamente subjetivo, ya que depende en gran medida de la agudeza visual del operador y del tipo de muestra. En el caso de muestras donde observar cambios de color, formación de precipitados u otros cambios físicos es complicado, como en el presente caso, esto puede conducir a variaciones en los resultados y la necesidad imperante de complementar el método con técnicas más avanzadas, como una retrotitulación, por ejemplo.

Los tituladores automáticos emplean electrodos especializados según el tipo de titulación que se va a llevar a cabo, los cuales determinan el punto equivalente de la titulación en función de un cambio de voltaje inmediato y bien definido, denominado derivación. Esta forma de terminar la titulación elimina la subjetividad, es más sensible y presenta una repetibilidad mayor, lo que genera resultados mucho más fiables. Los equipos HI931 e HI932 son ideales para los propósitos detallados en los párrafos anteriores, ya sea que se necesite una o dos buretas, respectivamente. Estos tituladores automáticos cuentan con una bureta capaz de dosificar cantidades mínimas de titulante desde 0,125 ml, gracias a su sistema con una bomba de 40 mil pasos. Son completamente configurables, permitiendo el desarrollo de todo tipo de metodologías e incluyendo correcciones en blanco como las que solicitan ambas normas descritas, así como una multitud de formas de expresar los resultados. El equipo permite ajustar los criterios de finalización para obtener respuestas muy precisas y acordes a la sensibilidad requerida, garantizando resultados repetibles, exactos y precisos en cada ensayo. El usuario solo necesita acercar la muestra y presionar un botón para iniciar la titulación, y el equipo opera sin necesidad de supervisión ni intervención adicional, lo que permite que el operador utilice su tiempo de manera más eficiente.

El uso de estos equipos también tiene un impacto positivo en el consumo de reactivos, ya que este disminuye de manera significativa en comparación con la técnica manual. Además, es posible agregar varios periféricos, como una impresora y una balanza, y el equipo se conecta fácilmente a una PC para garantizar la seguridad de los datos y facilitar la comunicación de resultados.

Hanna Instruments ofrece una amplia gama de reactivos tradicionales utilizados en la técnica de titulación, como ácido clorhídrico e hidróxido de sodio 0,1 N, entre otros. Estos reactivos están estandarizados y cuentan con un certificado que garantiza sus propiedades, de modo que el usuario no necesita realizar ninguna acción previa a su uso, ya que la concentración declarada está garantizada.

Todo el asesoramiento técnico, la puesta en marcha y el desarrollo de métodos se llevan a cabo con expertos de Hanna Instruments para asegurar el uso óptimo del equipo como parte del servicio de postventa.

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