Incendios en el Amazonas: ¿qué industrias están en la mira?
Las imágenes de los incendios en el corazón de Suramérica han generado un desconcierto en los ciudadanos del mundo quienes exigen tomar medidas para mitigar las afectaciones. Para expertos ambientalistas, una de las mayores causas del fuego son las quemas provocadas para deforestar los terrenos, con el objetivo de convertirlo en área de pastoreo. Minería, petróleo, ganadería y agricultura, en la mira.
#PrayForTheAmazonas es uno de los llamados que miles de brasileños y ciudadanos del mundo han realizado ante las alarmantes imágenes de uno de los incendios más grandes que está afectando el corazón de Suramérica. El fuego ha afectado a 68 zonas protegidas del Amazonas en tan solo 18 días, especialmente en Brasil.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales brasileño (INPE por sus siglas en portugués) en este año ha aumentado en un 83% los incendios presentados en la región. Según el organismo, más de la mitad de los incendios en este país se registraron en la selva amazónica.
Los incendios en la Amazonía se deben a las quemas provocadas para deforestar un terreno, con el objetivo de convertirlo en área de pastoreo, o para limpiar áreas ya deforestadas, generalmente en la temporada seca, que debe acabar dentro de dos meses. Pero la causa del actual descontrol, según analistas, es el fuerte aumento de la deforestación: 2.254,8 km2 en julio, casi el cuádruple del mismo mes de 2018, según el Inpe.
La situación ha llegado a tal magnitud que países como Bolivia y Perú también se han visto afectados por las llamas. Debido a ello las autoridades declararon emergencia ambiental con el objetivo de proteger a la ciudadanía y permitir la actividad normal de algunas industrias, como la aérea.
Sin embargo, además de dejar una preocupación por la situación actual de la Amazonía también está la discusión de quién o quiénes están detrás de este desastre natural.
Aunque los incendios forestales son frecuentes en Brasil, estos tienen antecedentes de algunas industrias que buscan, de manera ilegal, tomar estas tierras para su producción. Al respecto, varias ONGs han expresado su temor de que el aumento de estos incendios esté, precisamente, explicado por el creciente interés de industrias como minería, ganadería y agricultura de avanzar hacia esta zona y extender sus terrenos impulsados por las políticas del presidente, Jair Bolsonaro.
De acuerdo con información de la ONG WWF en los últimos 50 años la selva amazónica ha perdido 17% de su cubierta forestal debido a la explotación maderera, el avance de la agricultura, la explotación petrolera y la ganadería.
Precisamente, en el 2016, la organización presentó un informe en el que detalla algunas de las amenazas más grandes que tiene el pulmón más grande del mundo. El documento resalta que la actividad que más pérdidas ha generado en esta zona en las últimas décadas es la agricultura. “Los pastos y la ganadería, para la producción de carne y leche, son la causa principal de la deforestación en muchas áreas y en algunos países, como Brasil, donde se registra la mayor cantidad de ganado comercial del mundo”, señala el informe.
Una muestra de ello es el incremento de la extensión de pastos y cultivos que se presentó en la Amazonía. De acuerdo con WFF entre el 2000 y el 2013 aumentó en 22,9 millones de hectáreas.
De igual manera, resalta que los cultivos de aceite de palma y la soja han tenido un papel importante en los daños ocasionados a la Amazonía. Incluso, el organismo pronosticó que su crecimiento sería uno de los más rápidos en la región.
Otro de los grandes problemas es la riqueza de minerales e hidrocarburos de esta zona. Según el documento, el 15% del bioma amazónico tenía concesiones mineras y contratos para la extracción de petróleo y gas. Adicional a esto, más de 800 concesiones mineras se otorgaron en áreas protegidas y, en ese entonces, había. 6.800 solicitudes pendientes de aprobación.
“Si no se adelantan políticas y estrategias para reducir la deforestación en el bioma amazónico, para el 2030 la Amazonía puede perder el 27% (alrededor de 85,4 millones de hectáreas de bosques). Desde el año 2000 hasta 2013 la Amazonía perdió el 4,7% de sus bosques”, señaló WWF.
Otra de las industrias que amenaza la existencia de la Amazonía son los proyectos de energía hidroeléctrica. En el 2016, la ONG alertó que en ese momento habían unas 154 represas para la producción de energía y estaban planificadas para su construcción 227. "El aumento de las represas en la Amazonia amenaza el flujo natural de sus ríos, altera los ciclos naturales y pone en grave riesgo especies como los delfines y peces migratorios. El suministro de agua para las comunidades locales y el transporte de alimentos, también se ven afectados por cuenta de la producción de energía en la selva amazónica", asegura la ONG.
Ambientalistas y expertos señalan que las afectaciones a la Amazonía se han incrementado desde que Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil. El mandatario se ha caracterizado por su posición radical frente a esta zona, a través de la cual ha incitado a las diferentes industrias a quemar la vegetación para despejar la tierra y hacer uso de ella para el crecimiento de las mismas.
Incluso, el ultraderechista dio a conocer su sospecha de que muchos de los incendios pudieron ser provocador por ONGs en “guerra” contra su gobierno. “Puede estar habiendo, sí, puede, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esos ‘oenegeros’ para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil. Esa es la guerra que estamos enfrentando”, dijo Bolsonaro.
El mandatario no explicó en qué basaba sus sospechas, pero aseguró que esas organizaciones, que según él representan intereses extranjeros, "están sintiendo la falta de dinero", después de que el gobierno suspendiera recursos que les eran asignados.
"Sacamos dinero de las ONG. De las transferencias de fuera [para la protección de la Amazonía], el 40% iba para ONG. No tienen más. Acabamos también con las transferencias de órganos públicos [a las ONG]", dijo.
Ante esto, WWF-Brasil lamentó "la nueva tentativa del presidente Jair Bolsonaro de desviar el debate legítimo de la sociedad civil sobre la necesidad de proteger la Amazonía y, de combatir, en consecuencia, la deforestación que origina los incendios desproporcionados que asuelan al país y comprometen la calidad del aire en varias regiones".
Fuente: Dinero