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Luribay industrializa el fruto de la inmortalidad

La capital de la provincia Loayza es el refugio del durazno, la fruta que es cosechada y ahora transformada para generar más recursos a la población.

En uno de los puntos más altos del altiplano paceño, una neblina densa aparece como cancerbera de un lugar mágico. Esta ilusión parece ser real, pues es preámbulo para llegar a Luribay, el refugio del fruto de la inmortalidad. Capital de la provincia Loayza, Luribay es un valle profundo —ubicado a 2.850 metros sobre el nivel del mar— y resguardado por serranías coloradas, como escondido para quienes osaran hacerle daño y reservado para quienes disfrutan de las bendiciones de la naturaleza.

De acuerdo con cálculos de los pobladores, para llegar a este municipio paceño hay que atravesar 65 curvas, obviamente después de pasar por una parte de la carretera que une La Paz con Oruro y luego de desviarse hacia una planicie bañada —por ahora— de nieve y protegida por neblina.

Durante las cuatro horas de viaje es recomendable disfrutar de los cambios de pisos ecológicos, desde una cada vez más grande urbe alteña, pasando por un altiplano que se resiste a ser domado, hasta arribar a este valle oculto.

En medio del camino serpenteante y con curvas que parecen no terminar, de repente se puede observar, en el fondo, un cañón protegido por serranías de color rojizo y plantaciones verdes.

De a poco, en los costados del camino de tierra va apareciendo vegetación, y en muchos casos innumerables árboles de pera. Junto con éstos también se pueden ver casas de adobe, que resguardan a amables habitantes.



“Desde mis bisabuelos producían durazno y uva, también higo, tomate, todos los productos”, dice orgulloso Ascencio Poma, poblador de la comunidad Peña Colorada, quien recibe a los visitantes dentro de la hectárea y media del fruto de la inmortalidad.

Según una leyenda china, la Reina Madre del Oeste tenía un hermoso jardín repleto de árboles de durazno de la inmortalidad, que daban frutos cada 3.000 años. Se decía que las personas que los comieran serían bendecidas por la vida eterna.

En Bolivia, el durazno es una de las seis especies frutales más producidas, junto con el plátano, la naranja, la mandarina, la piña y la uva. Asimismo, es cosechado en los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, La Paz, Potosí y Santa Cruz, de acuerdo con datos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.

De las casi 300 variedades de durazno que existen en el mundo, en Luribay se produce, principalmente, el amarillo, el amarillo para partir, tipo almendra y San Benito, explica don Ascencio, quien no oculta su alegría de recibir a los representantes del Banco de Desarrollo Productivo (BDP).

Esta visita no es casual, porque el BDP (entidad de intermediación financiera de primer y segundo piso, orientada a la promoción y financiamiento del desarrollo productivo nacional) apoya a los productores de Luribay desde 2018.

“Luribay se constituye en el municipio con una potencialidad productiva frutícola. Hay uva, durazno y hortalizas que se llevan a mercados en La Paz y El Alto”, resalta Ariel Zabala, gerente general del BDP, quien camina entre las plantaciones de don Ascencio.

Ubicada a 10 minutos de la plaza principal de Luribay, la comunidad Peña Colorada luce un verde intenso, con durazneros de hasta tres metros de altura, de donde cuelgan frutos verdeamarillos del tamaño de un puño.

Con la mirada al suelo, como si en la tierra se proyectara su pasado, don Ascencio recuerda que su infancia está ligada a los duraznos, cuando sus padres llevaban la producción a la ciudad de La Paz.

“Antes vendíamos en la calle Isaac Tamayo, después llevábamos al tambo Luribay, de la calle Max Paredes, luego hemos tenido que salir porque no había un buen mercado”, rememora.



En la actualidad, con una hectárea y media de durazneros para este año, cuenta que comercializan su producción en la Calle 8 de El Alto y no descarta retornar con los dulces frutos a los mercados paceños.

“Hemos ampliado la producción gracias a un crédito del BDP. Ahora quisiera que sigan apoyándonos para mejorar el producto y para que no falte en la ciudad”, afirma uno de los 800 beneficiados con los préstamos de la entidad crediticia. La Asociación de Productores de Luribay y Collpani (Aproluc) procesa néctar y la fruta en almíbar en su fábrica. La razón para tener una agencia en este municipio es que la mora es bastante baja. “Estamos dando créditos para la producción de hortalizas, frutas y papa. Ahora estamos ingresando en la manufactura, como jugos, mermeladas y almíbares”, destaca Zabala.

Este es el caso de la Asociación de Productores de Luribay y Collpani (Aproluc), que decidió industrializar este fruto para beneficio de sus 26 afiliados.

En estas tierras fértiles crecen verduras, hortalizas y frutas como durazno, uva, manzana, peramota, higo, pacay, pera y ciruelo. Ante esta ventaja de la naturaleza, los agricultores decidieron unirse para transformar el durazno en almíbar y néctar, indica Freddy Sanizo, secretario de Actas de Aproluc.

“Muchas veces baja la demanda de duraznos, por lo que tenemos que rematar. ¿Pero qué pasaría si los transformamos en néctar y almíbar?”, expone Jhonson Quispe, supervisor del área de transformación de frutas en la fábrica que fue construida con apoyo de la Misión Alianza de Noruega en Bolivia.

Ya sea de la cosecha de don Ascencio u otra del municipio, los duraznos llegan hasta la fábrica para ser clasificados de acuerdo con su tamaño, para luego ser lavados y pelarles la cáscara.

Después de este proceso, las frutas pasan a otro ambiente donde hierve agua en enormes ollas, a la que se añade sulfato de potasio —para preservar el jugo— y ácido cítrico. Luego, Jhonson agrega azúcar y, finalmente, los duraznos, que al poco tiempo despide un delicioso aroma.

En este proceso, por el momento, artesanal, alguno de los 16 empleados se encarga de llenar los envases de plástico y poner la etiqueta de Jugos Luribay, producto con el que quieren competir en los mercados locales, a través, de ferias productivas, inicialmente.

La idea es que de los 100 litros de néctar o almíbar aumenten su producción para conquistar el departamento de La Paz. “Somos productores y nuestra meta es salir con procesado de frutas”, reafirma Sanizo desde la tierra donde el fruto de la eternidad dará mejores días a los agricultores del municipio de Luribay.

Fuente: La Razón

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